Categoría Poesía
1er premio: "Arroyo Sarandí" de Carlos Sampedro
Mención: "Cobardes" de Fernando Berton
Jurado: Cecilia Eraso, Emiliano Orlante y Elisa Salzmann
Categoría Cuento
1er premio: "Snorkel" de Eva Bisceglia
Mención: "El padre" de Anabella Azpeitia
Usted
sabe, Roa. Los años pasan y los recuerdos comienzan a acumularse
llegando al punto de sofocarnos. Frente al sutil estrangulamiento, no
queda más que liberarlos. Sepa que no me es grato confesarle mis
sufrimientos, pero usted sabrá hacer con ellos lo que mejor
considere. Ya no me quedan hijos. El que tenía me fue arrebatado,
súbitamente como me fue otorgado. La vida tiene esas cosas, da esas
vueltas que resultan inexplicables.
“El
padre” es una reescritura en versión libre del cuento "El
baldío", de Roa Bastos, al que rinde homenaje en esa segunda
persona, Roa, a quien el narrador cuenta su historia. El relato crea
un marco detallado e interesante para la historia y transformándola
totalmente mediante el recurso de la duplicación de la relación
padre-hijo, por un lado, y el de la pérdida del "hijo"
encontrado, por el otro. Ambos se entroncan de manera consistente con
las características elegidas para delinear al protagonista: un
sujeto que vive de la ilegalidad y que en cualquier momento puede
ganarlo o perderlo todo, porque está acostumbrado a no tener nada.
Encontramos un texto "clásico y moderno" al mismo tiempo:
clásico por los recursos y moderno por la temática, pensada desde
lo local, pero absolutamente ligada a los sectores desfavorecidos de
cualquier lugar del mundo, del siglo pasado a la actualidad.
Clarita
los veía subir desde su balcón. Eran como pequeños pajaritos
transparentes, o más bien como fragmentos de ese papel con el que
nos limpiamos la nariz. Pasaban en bandada a veces, otras eran dos o
tres los que subían, y también estaban los días en que no
pasaba ninguno.
“Clarita”
es un relato imbuido de una mirada infantil, asombrada, que se abre
en el inicio y la lleva en un impecable derrotero hasta el final. Su
narrador focaliza en los personajes de Clarita y Briana y, en cierto
modo, las aúna. Escuchamos sus voces, pero también las de los
"chismosos" del barrio, mediante un uso sugerente del
discurso indirecto libre. El relato ingresa al fantástico sin
altisonancias, con naturalidad, forzando los límites sin buscar la
sorpresa fácil y diluyendo las fronteras entre las miradas
subjetivas y el mundo real y concreto que efectivamente habitan los
personajes.
Jurado: María Eugenia Alcatena, Silvina Chauvín y Cecilia Magadán
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